¿Qué es un Drop Test?

El Drop Test es una metodología que consiste en someter un producto a una serie de pruebas de impacto siguiendo normas específicas como ISTA 1A, ISTA 3A, UNE, ISO, o incluso normas internas del fabricante. El objetivo es evaluar cómo un producto responde frente a golpes y caídas, obteniendo así información crucial sobre su resistencia en condiciones adversas.

Estas pruebas proporcionan datos valiosos sobre la durabilidad del producto, permitiendo a las empresas ajustar sus embalajes para garantizar que los productos lleguen en perfectas condiciones a los clientes.

¿Qué industrias utilizan el Drop Test?

Muchas industrias verifican el nivel de resistencia de sus productos para conocer si estos son válidos antes de su comercialización. Se someten a pruebas exigentes de impacto que validan aspectos muy relevantes del producto que condicionan las características del mismo.

Estos son algunos de los sectores más conocidos para el uso del Droptest:

  • Automoción
  • Relojería
  • Industria de protección (cascos, parachoques, carcasas, defensas)
  • Equipos de electrónica 
  • Televisores 
  • Ordenadores
  • Armamento
  • E-commerce
  • Y obviamente toda la industria del packaging

Las razones para someter los productos a estas pruebas son evidentes, ya que en algunas industrias, como la automoción o los dispositivos de protección personal, la seguridad de las personas depende de ello. Sin embargo, en cualquier sector, evitar que los productos lleguen rotos o en mal estado a sus clientes es fundamental para mantener la reputación de la marca.

¿Para qué sirve un Drop Test?

El Drop Test permite identificar los puntos críticos donde un producto puede romperse en caso de impacto. Este conocimiento es muy relevante para desarrollar diferentes aspectos del producto:

  • Define la calidad de la materia prima utilizada para su fabricación, determinando el nivel de resistencia deseado.
  • Condiciona el diseño del producto en cuanto a su forma y flexibilidad.
  • Es un factor clave para la creación del embalaje de protección que todo producto debe incorporar para su manipulación, transporte y almacenaje.

Por otro lado, la logística y operaciones del producto también condicionan el nivel de rotura que el producto debe resistir, ya que determina:

  • ¿En qué momentos o situaciones se producen las roturas por caída?
  • ¿Cuántas veces durante el proceso logístico se producen las caídas?
  • ¿Desde qué altura cae el producto?
  • ¿En qué posición se produce la caída?

Es importante conocer toda esa información para descubrir los puntos débiles del producto en toda su cadena de distribución. Para ello, se utilizan diferentes tipos de acelerómetros que miden la fuerza del impacto y su localización, aportándonos una información muy valiosa.

drop test brafim

¿Cómo se mide la fuerza de un impacto?

La fuerza de un impacto se mide en G’s, una unidad que expresa la fragilidad de un producto en relación con la aceleración de la gravedad (9.8 m/s²). Esta medida es equivalente a otras unidades de medida más conocidas, como: Kg, metro, litro, voltios, amperios, etc.

Esta medición objetiva permite determinar el máximo impacto que un producto puede soportar sin dañarse. Por ejemplo:

  • Los huevos se rompen a 60 G’s (no pueden soportar impactos superiores a 60 veces su peso).
  • Las botellas de vino resisten hasta 130 G’s.
  • Un televisor de plasma soporta un máximo de 25 G’s.

¿Qué ocurre si no se realiza un Drop Test en la industria?

Si desconocemos a qué están expuestos nuestros productos, fácilmente nos encontraremos con los siguientes casos:

1. Alta probabilidad de roturas en el canal de distribución

Los resultados de un alto nivel de incidencias por rotura suelen tener consecuencias graves para una empresa, que van más allá del incremento de coste por reposición de producto.

En ocasiones son consecuencias ocultas pero que ocasionan un desgaste muy importante para las marcas, estas son algunas de ellas:

  • Incremento de precios para cubrir coste de roturas (fabricación y transporte).
  • Retrasos en la entrega final del producto.
  • Tensiones por urgencia en la producción de productos de reposición.
  • Mayor tiempo de personas dedicadas a la gestión de la incidencia.
  • Desgaste para la imagen de la marca.
  • Opiniones negativas y mala reputación en redes sociales.

Hay empresas que aceptan esta situación y simplemente la asumen como algo natural, quizás porque desconocen los motivos que lo ocasionan y cómo solucionarlos de la forma más eficaz.

2. Sobre-embalaje de los productos para mejorar su protección

Existen empresas que destinan esfuerzos excesivos en tiempo, dinero y volumen para proteger sus productos.

Esta solución también conlleva consecuencias negativas, como:

  • Sobrecoste en embalaje
  • Tiempo extra en manipulación
  • Mayor espacio y gestión para almacén
  • Transporte más caro
  • Mayor huella de carbono
  • Incremento de costes medioambientales
  • Imagen de excesivo desperdicio para el cliente final

Hay muchas empresas que están en este punto y no optimizan el embalaje de sus productos, pero actualmente muchos consumidores están penalizando a las empresas que gestionan incorrectamente los residuos de sus productos, y evitan consumir aquellas marcas que no son respetuosas con el medio ambiente.

3. Transporte propio o especializado

Por último y lo que a priori parece más fácil realizar es utilizar recursos propios, para salvar las roturas, utilizando camiones y personal de la empresa para realizar las entregas. Esto supone: 

  • Costes de distribución mucho más caros (a menudo más del doble)
  • Poca flexibilidad en rutas y entregas
  • Mayores almacenes para organizar rutas
  • Plazos de entrega más largos

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